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27.09.2013 15:08bodas
27.09.2013 15:07bodas
COMO HACERLO SENTIR ESPECIAL.
Por: Pilar Obón
El asunto del matrimonio es el principio, y no el bodas fin de la conquista, como pudieras pensar. Porque el hecho de que se haya casado contigo no significa que vaya a estar enamorado de por vida, si tú no le echas las ganas para que eso suceda. Y para que él siga enamorado, nada mejor que hacerle sentir que, al menos para ti, es alguien súper especial. ¿Cómo? Ojo a estos tips:
- ¡Tócalo!
El contacto físico es vital, y mucho más en una pareja. Así que abrázalo, dale un beso (o muchos), dale una palmada en la mano, apapáchalo, dale un masaje. No digo que te cuelgues de él todo el día, pero sí que no dejes pasar ni un solo día sin demostrarle cuánto lo quieres… tocándolo.
- Háblale bonito.
Mi amor, mi vida, corazón salvaje divino tesoro encantado… Por muy enojada que puedas estar con él, procura nunca hablarle golpeado. Y desde luego, los insultos están fuera de toda discusión.
- Echale porras.
Ríete de sus bromas (aunque las hayas oído treinta veces), anímalo cuando se sienta decaído, celebra con él cuando tenga algún logro importante. Si logras que él sienta que tú confías en él y esperas de él grandes cosas, si sabe que siempre estás ahí para animarlo, felicitarlo y echarle porras, él se sentirá fantástico y, por supuesto, muy especial.
- Imita al perro de la casa.
A ver, ¿quién deja todo lo que está haciendo para ir a saludarlo cuando llega, en medio de grandes fiestas y cabriolas, demostrando que está muy feliz de verlo? El perro, ¿no? Bueno, ¡pues haz tú lo mismo!
- Haz lo que él no puede hacer.
Me refiero a tareas tradicionalmente masculinas. Si a él le da terror la electricidad, cambia tú los focos. O lleva a verificar el carro si él no tiene tiempo. O coloca los clavos si es que él siempre acaba con los dedos morados al colgar un cuadro. Hay muchas cosas “masculinas”bodas que las mujeres hacemos mucho mejor.
- Por favor… ¡arréglate!
La pesadilla de todo hombre: una mujer que, una vez casada, se abandona, lo recibe embadurnada de crema, no se quita los pants ésos grises horribles, anda despeinada, con la cara lavada y en general, hecha una fodonga. Acuérdate que la conquista apenas comienza, así que primero muerta a que te vea desarreglada.
- Haz hogar.
Favor de mantener tu casa arreglada, cómoda, limpia. Que no falte lo necesario, que ambos se sientan a gusto estando ahí. Tu hogar es su refugio. Si sabes hacer hogar y lo haces sentir bienvenido, siempre tendrá ganas de llegar a casa y de quedarse en ella contigo.
- Dale sorpresas.
No esperes hasta el día de su cumpleaños o hasta cuando cumplan años o meses de casados. Dale una tarjeta nada más porque sí, cocínale a media semana su comida favorita, llévatelo a un lugar especial, téjele un suéter… tú sabrás mejor que yo. El chiste es que sea sorpresa, bodas y que se la des cuando él menos se lo espere.
- Cuida su ropa.
Sí, ya sé que estamos en el siglo XXI. Pero eso no anula el hecho de que él no va a cuidar su ropa como podrías hacerlo tú. Y un hombre se siente muy feliz y atendido cuando encuentra siempre su ropa limpia y bien planchada, a punto el traje que necesita, la camisa con botones. Hay cosas que siguen siendo de nosotras. Sí, a pesar de la liberación.
- Escúchalo.
Vamos, interésate por sus cosas, escúchalo atentamente cuando te hable de sus broncas o de sus planes. Escuchar significa cerrar la boca hasta que él termine de hablar, y entonces darle tu opinión. Y no hay nada mejor en este mundo que sentir que hay alguien que siempre está dispuesto a escucharte.
- Hazle sentir que es el mejor amante del mundo.
Esto es absolutamente vital. Todos los hombres se preocupan muchísimo por su funcionamiento sexual, al que asocian, erróneamente pero ni modo, con su virilidad. Así que demuestra entusiasmo y enséñale cómo puede hacerte feliz. Si él se siente seguro y pleno, admirado y amado junto a ti, lo tendrás a tu lado para siempre.
- Respeta su privacía.
A veces tendrá ganas de estar solo. Quizá tenga un lugar que sea sólo para él, y donde no quiera que nadie meta mano (especialmente en sus papeles; odian que una les revuelva sus papeles). O querrá hacer algo que no te incluye, como leer, o escuchar un poco de música al final del día bodas. Respeta eso, porque la privacidad también es parte de estar juntos.
- Dale su lugar.
Él es tu esposo y, como tal, la persona más importante del mundo para ti. Esto significa que él debe venir en primerísimo lugar. Así que dale ese lugar que le corresponde, y no formes alianzas con nadie en su contra, ni lo critiques en público (ni en privado con tus amigotas), ni lo minimices de ningún modo.
BALAZO:
Ahora: sí él hace lo mismo por ti, y también te hace sentir especial, entonces les espera una larga vida llena de felicidad.
bodas
27.09.2013 15:07bodas
POR FAVOR… ¡ES NUESTRA bodas!
Por: Pilar Obón
Cantinela por parte de la novia, que se escucha ad naúseam a partir de la fecha del compromiso, y hasta el día del gran acontecimiento:
“Quiero que todo salga perfecto en MI bodas”.
“Ya tengo todo listo para MI luna de miel”.
“El día de MI bodas, va a ser el día más importante en MI vida”.
“Ya viene MI bodas”.
“En MI bodas, el banquete tiene que ser maravilloso”.
MI bodas, MI bodas, MI bodas…
Escuchándola, uno piensa que la mujer se va a casar sola. Sólo después se acuerda uno que no, que la chica en cuestión va a casarse con un fulano. Pero el fulano, al parecer, ni pinta. Pareciera que fuera, el pobre, algo así como otro más de los accesorios: el vestido, el ramo, los trajes de las damas, el salón de los banquetes, la iglesia… y ah, sí, el novio.
Miren: yo sé que el día de LA bodas es algo largamente esperado desde que éramos niñas y jugábamos a la casita (sí, con todo y la liberación y todo eso), que está considerado como uno de los días más importantes, memorables, inolvidables y maravillosos en la vida de cualquier mujer, pero existe el pequeño detalle, de que tal vez una mujer puede casarse si no tiene un vestido de novia, pero si no tiene un novio, todo lo demás es inútil.
Sin embargo, pareciera que el pobre novio es algo que se da por sentado. Todo, o casi todo, suele girar alrededor de la novia, ¿no? ¿Y él, que es tan absolutamente necesario para que todos esos planes se realicen? Vamos a escuchar lo que opina:
Ellos hablan.
Alberto, 32 años: “A mí jamás me tomaron en cuenta, sólo para que fuera a medirme el traje. Así que me sentí como un invitado más a mi propia bodas”.
Román, 28 años: “Básicamente, serví de chofer: la llevé a poner la mesa de regalos, a elegir el vestido (que yo pagué), a escoger la iglesia (cerca de su casa), a dejar unas cosas a casa de su tía, al salón… realmente, me sentí utilizado”.
Gilberto, 29 años: “Ella lo decidió todo. Como era SU bodas…”
¡Por favor, es NUESTRA bodas!
No, no chicas. El novio es el más importante, junto con la novia, claro. Y, él también se va a casar. Así que para que él no se sienta ni mueble, ni chofer, ni accesorio, ni invitado, hagan esto:
- Pídele su opinión… ¡para todo! Haz que participe en la elección de la iglesia, del salón, de la música, de los regalos, pregúntale cómo quisiera él que fuera SU bodas, y toma muy en cuenta esta opinión.
- Intégralo. Las mismas vueltas que das tú, tiene que darlas él, pero no en calidad de chofer, sino de compañero de tu vida. Si desde ahora, en la organización de la bodas, comienzan a funcionar como un equipo, seguirán haciéndolo cuando se casen, y serán mucho más felices.
- Dale misiones específicas. Si lo ves muy perdido, y como que no sabe qué hacer, asígnale una misión. Por ejemplo, que sea él quien organice la noche de bodas y la luna de miel. El se sentirá encantado y parte importante de todo el asunto.
- No dejes que nadie más que ustedes dos decida. Yo sé que su mamá tiene mucho qué decir, que tu mamá está encantada organizando todo, pero ten en cuenta que son USTEDES quienes van a casarse. Es la fiesta de los dos, el día más importante para los dos, y sólo ustedes dos pueden decidir qué quieren y cómo lo quieren. Claro, se aceptan sugerencias, pero sólo sugerencias, no imposiciones.
- Contágialo de tu ilusión y de tu entusiasmo. Muchos hombres se hacen conscientemente a un lado, porque piensan que la organización de la bodas es un asunto exclusivamente femenino. Bien, si él es así, hay que sacarlo del error. Inyéctale tu felicidad, tu gusto por organizar la bodas, tu ilusión y tu intención de que ese día sea inolvidable para los dos. No hay nada más bello, y más útil, que un novio entusiasta, que participa con alegría hasta en la elección de las flores.
- Por favor… ¡deja de decir “MI bodas”! Cada vez que lo dices, lo haces a un lado. Yo sé que no es consciente, pero igual hace que él se sienta aislado de un acontecimiento que afectará toda su vida futura. Así que no es MI bodas: ¡es NUESTRA bodas! ¡Por favor!
bodas
27.09.2013 15:06bodas
En las buenas y en las malas…
Por: Pilar Obón
Todas las parejas del mundo parecen entender a la perfección eso de "te amaré en las buenas y en las malas"; al parecer, la frase no encierra ningún profundo concepto filosófico. ¿Pero sabes una cosa? Cuando hay problemas, o cuando las cosas van demasiado bien... ¡es lo primero que se olvida!
En realidad hay mucho más detrás de la frase de lo que pudiera pensarse. Es fácil prometer tu lealtad a una persona cuando ambos están enamorados y el panorama, en general, se presenta de vivos colores. Pero después, cuando pasa el arrebato pasional de los primeros tiempos, y la relación se asienta para tomar un curso más cercano a la normalidad, el asunto puede cambiar por completo.
Y lo vemos todos los días, en mil parejas a nuestro alrededor. Parejas que se pelean cuando ambos están tensos, parejas que truenan porque no tienen para pagar la renta, o porque él no consigue trabajo, parejas que se deshacen en cuanto llegan los problemas; parejas que van construyendo una montaña de rencores que después se convierte en un volcán que estalla y acaba con la relación. En suma, amores que parecían sólidos, pero no lo eran. Y también, por supuesto, vemos parejas que mientras más sufren más se unen, y que no se afectan ni por un golpe de suerte, ni por un golpe del destino. Parejas que permanecen y siguen siendo felices a pesar de todo.
¿Cuál es el secreto?
Las pruebas de fuego.
Sí, de acuerdo. El secreto de la permanencia puede resumirse en una sola palabra: amor. Pero, el asunto es bastante más complicado de lo que parece a simple vista. Porque el amor, como ya sabemos, no es una emoción solitaria, sino un conjunto de emociones que depende, entre otras cosas, de muchísimas circunstancias.
Estas circunstancias son lo que podríamos llamar las pruebas de fuego a que absolutamente todas las parejas del mundo se ven sometidas más tarde o más temprano. Las pruebas de fuego más comunes serían...
* Una mala situación económica.
Ya lo dice un refrán que anda por ahí rodando en una canción: "Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por una ventana". Bien, es un refrán, no una regla. Todo está en la forma en que una pareja maneje esa circunstancia de pobreza. De hecho, es bastante común en estos tiempos pasar por malas rachas o instalarse en una situación permanente de difícil economía. Si el amor no es sólido, o si uno de los dos (o ambos) miembros de la pareja no saben manejar este tipo de dificultades, entonces vamos a tener problemas. Una pareja puede ser igual de feliz si sólo tiene un pedazo de pan en su mesa, que si tiene una charola de caviar. Es cosa de prioridades. La pareja debe ser, siempre, lo más importante de todo. Si ustedes dos están unidos, si ambos luchan contra la mala situación económica, si no se hacen reproches, y no dejan que los problemas incidan directamente en la relación, es muy probable que ese amor, que es sólido, hará que se unan en la tormenta y que salgan ilesos.
El problema se presenta cuando uno culpa al otro de esa mala situación, o cuando desquitan uno en el otro la frustración que les causan bodas las privaciones. Cuando piensan en términos de "yo" y no de "nosotros".
* Cuando uno de los dos cae muy enfermo.
El tener que cuidar a alguien que está delicado siempre es una prueba, tanto más estresante cuanto más quieres a esa persona. En este renglón de las enfermedades, estamos contando no sólo a las que te obligan a guardar cama por mucho tiempo o a internarte en un hospital, sino que también nos referimos al alcoholismo, a la drogadicción, a cualquier comportamiento obsesivo-compulsivo, como la anorexia, o el comer demasiado, o incluso el vicio del juego.
La regla aquí es, recordando eso de en las buenas y en las malas, es que el que cuida lo haga por su propia voluntad, por amor y no por obligación, y el que está enfermo no abuse del otro y que haga lo posible por superar su problema, si está en su mano el hacerlo.
* Cuando uno evoluciona y el otro no.
Por "evolución" queremos decir "progreso". Digamos que uno triunfa en su carrera dejando atrás al otro. O de pronto comienza a tener metas más altas. Hasta aquí, el único problema que existe es la disparidad de logros personales, cosa que se puede remediar fácilmente si el que se ha quedado atrás trata también de superarse por sí mismo(a) y no por competir con el otro, y si el que va adelante ayuda amorosamente al otro en su afán de progresar.
La prueba de fuego se presenta cuando el que está arriba comienza a perder la perspectiva y a sentirse superior. Cuando empieza a sentir, equivocadamente tal vez, que merece tener una mejor pareja. Cuando desprecia al otro, cuando se impacienta, cuando lo humilla y lo trata mal, cuando sólo se fija en sus defectos, que acrecienta, y no en sus cualidades, que disminuye. Y si el que se ha quedado abajo se siente resentido y celoso, entonces tenemos un problema doble.
La actitud sana aquí es que ninguno de los dos pierda la perspectiva de su realidad como pareja. Es decir: no todo en la vida es dinero, ni triunfos profesionales; de hecho, esto no sirve de nada si tu vida privada es un completo desastre. La realidad como pareja es que se aman, que han estado juntos y vivido muchas cosas, y que el hecho de que uno triunfe más que el otro no tiene por qué deshacer la relación. ¡Al contrario! ¿La regla de oro? ¡Compartirlo todo! El triunfo y el fracaso, las expectativas, los problemas, los sueños, los planes, las realidades de ambos.
* Una espléndida situación económica.
Conozco por los menos cuatro casos de parejas que se han distanciado hasta el divorcio cuando lograron hacer dinero. Una vez más, perdieron la perspectiva. Y la perspectiva es: tenemos mucho dinero en el banco, negocios, una bella casa, buenos coches; pero tú y yo seguimos siendo los mismos. ¿Difícil? Mucho. ¡Pero absolutamente necesario!
Cuántas parejas se alejan cuando la vida se les resuelve desde el punto de vista económico. Lo tienen todo para ser felices, pero en vez de divertirse y vivir verdaderamente esa tranquilidad que puede dar el dinero bien manejado, se pierden a sí mismos y cambian tanto que se vuelven dos extraños. Y fíjate, es mucho más probable, como son las cosas, que cuando la riqueza entra por la puerta... ¡el amor salga huyendo por una ventana!
La verdadera promesa.
Desde luego, existen muchas otras pruebas de fuego, sólo hemos mencionado las más frecuentes. Y hemos visto que algunas se dan dentro del contexto de "en las malas", y que otras aparecen en la categoría de "en las buenas".
Esto de "en las buenas y en las malas" es, más que una promesa de amor, una promesa de amistad. Cuando tú tienes una amiga, una amiga verdadera, estás a su lado siempre, tanto si le va bien, como si le va mal.
"Las buenas" y "las malas" es solamente una forma de decirlo, pero la verdadera promesa es: "estaré junto a ti, y te apoyaré siempre, lo necesites o no". ¿Ves cómo no se trata de una simple promesa, ni de una promesa simple?
bodas
27.09.2013 15:06bodas
AJUSTEN SUS NIVELES SEXUALES.
Por: Pilar Obón
En estos tiempos modernos, todo conspira contra el amor. Tú llegas a casa muerta, y él está más que listo para un round. O viceversa, claro: él llega exhausto y te encuentra en pie de guerra. De madrugada, él lanza una mano exploradora y tú te haces la dormida. Antes se decía que el acto sexual era algo que ocurría cuando la mujer quería y el hombre quería. Ahora hay que agregar: cuando la mujer quiere, el hombre puede, y ambos tienen un momento libre.
¡Qué horror! ¿Dónde quedó todo ese misterio, ese romanticismo, esas horas de seducción y largas sesiones de tórrido romance? Estaremos en la era de la comunicación pero, en la cama (es sólo un aforismo), las cosas están cada vez más calladas.
¿Qué nos queda? Resignarnos, para nada. Seguir así, ni mencionarlo. ¿Entonces? Pues lanzarnos, con nuestro hombre, a la búsqueda de ese elemento mágico y escurridizo que se llama compatibilidad sexual.
Será un poco difícil, pero imposible… ¡qué va!
Todo es cuestión de voluntad, como ocurre con tantas cosas en esta vida. Porque si ambos quieren, ya tienen más de la mitad del camino andado. El resto del camino se recorre con las siguientes estrategias:
- ¡Hablen!
La comunicación es esencial, y que yo sepa, somos la única especie parlante del planeta. Hablar de sexo con tu pareja es tan importante como hablar de dinero, o de lo que ambos esperan de la vida, o de los hijos que quieren tener. Una buena comunicación en el terreno sexual es casi siempre el preámbulo para una sexualidad feliz.
- Ajusten su reloj sexual.
A él se le antoja por las mañanas. A ti, en la tarde. En la noche, a ninguno de los dos, porque tienen el día encima, y lo único que quieren de la cama es usarla para dormir. Bueno, pues encuentren entonces su momento del día. Y también, hay que estar dispuesta a ceder, y lo mismo va para él. Total, si en ese momento no se te antoja hacer el amor, pero él comienza con las caricias que tú dijiste que te gustaban (ya hablaron de eso, ¿recuerdas?), lo más seguro es que acabes participando con todo entusiasmo, y lo mismo le ocurrirá a él. ¿El secreto? Decir: “sí quiero”, y concentrarse en sentir.
- Inventen.
Hace mucho que nos dimos cuenta de que el sexo no tiene por qué limitarse a la recámara, bodas ni tampoco a las horas nocturnas que, como ya vimos, suelen ser las menos indicadas para esos menesteres. Tampoco tiene que ser siempre en la posición del misionero (él arriba, tú abajo), ni seguir la misma rutina. ¡Vamos, usen su imaginación! La cocina puede ser tan buen lugar como cualquier otro, y no hay ley que prohiba hacer el amor a las tres de la madrugada, a las once de la mañana, ni a cualquier otra hora del día. Uno de los peores enemigos de la sexualidad en pareja, generador por excelencia de incompatibilidad sexual, es precisamente la rutina. ¡No la dejen entrar en su vida!
- Hacer el amor es un placer, no una obligación.
Hay mujeres –y hombres—que llegan a la sesión sexual como quien sube a la guillotina o, cuando menos, como quien tiene que realizar un sacrificio. Aunque la ley habla de “débito conyugal” (horrible concepto), la realidad es que el sexo con amor, el sexo compartido, es uno de los mayores placeres del ser humano.
- Prueben “el rápido”.
Sí, de acuerdo estoy en que es maravilloso demorarse horas y horas en un acto sexual, pero hablando en términos prácticos, esto no siempre es posible. Así que si, digamos, ambos coinciden en casa a las dos de la tarde para comer, pueden tomar sus sagrados alimentos en media hora, y dedicar la media hora siguiente a tener un apasionado encuentro que los deje encantados de la vida.
- “Hacer el amor” no es solamente una expresión.
En realidad, es la descripción más acertada y detallada del acto sexual bodas en pareja. Teniendo siempre en cuenta que se aman, lo demás debería ser fácil.
RECUADRO:
Errores sexuales:
- Pensar en el sexo como en un deber (y enojoso, además).
- Pensar en el sexo como en un mecanismo de premio y castigo.
- Dejarlo para después.
- Caer en una rutina que los aburra.
- Dar al acto sexual el último lugar en su lista de prioridades, después de hacer todo lo que tienen que hacer. No tendrán energías para entonces.
- Olvidar que el acto sexual es la máxima expresión de amor y comunicación entre dos personas que son, cada una para la otra, lo más importante en la vida.
bodas
AJUSTEN SUS NIVELES SEXUALES.
Por: Pilar Obón
En estos tiempos modernos, todo conspira contra el amor. Tú llegas a casa muerta, y él está más que listo para un round. O viceversa, claro: él llega exhausto y te encuentra en pie de guerra. De madrugada, él lanza una mano exploradora y tú te haces la dormida. Antes se decía que el acto sexual era algo que ocurría cuando la mujer quería y el hombre quería. Ahora hay que agregar: cuando la mujer quiere, el hombre puede, y ambos tienen un momento libre.
¡Qué horror! ¿Dónde quedó todo ese misterio, ese romanticismo, esas horas de seducción y largas sesiones de tórrido romance? Estaremos en la era de la comunicación pero, en la cama (es sólo un aforismo), las cosas están cada vez más calladas.
¿Qué nos queda? Resignarnos, para nada. Seguir así, ni mencionarlo. ¿Entonces? Pues lanzarnos, con nuestro hombre, a la búsqueda de ese elemento mágico y escurridizo que se llama compatibilidad sexual.
Será un poco difícil, pero imposible… ¡qué va!
Todo es cuestión de voluntad, como ocurre con tantas cosas en esta vida. Porque si ambos quieren, ya tienen más de la mitad del camino andado. El resto del camino se recorre con las siguientes estrategias:
- ¡Hablen!
La comunicación es esencial, y que yo sepa, somos la única especie parlante del planeta. Hablar de sexo con tu pareja es tan importante como hablar de dinero, o de lo que ambos esperan de la vida, o de los hijos que quieren tener. Una buena comunicación en el terreno sexual es casi siempre el preámbulo para una sexualidad feliz.
- Ajusten su reloj sexual.
A él se le antoja por las mañanas. A ti, en la tarde. En la noche, a ninguno de los dos, porque tienen el día encima, y lo único que quieren de la cama es usarla para dormir. Bueno, pues encuentren entonces su momento del día. Y también, hay que estar dispuesta a ceder, y lo mismo va para él. Total, si en ese momento no se te antoja hacer el amor, pero él comienza con las caricias que tú dijiste que te gustaban (ya hablaron de eso, ¿recuerdas?), lo más seguro es que acabes participando con todo entusiasmo, y lo mismo le ocurrirá a él. ¿El secreto? Decir: “sí quiero”, y concentrarse en sentir.
- Inventen.
Hace mucho que nos dimos cuenta de que el sexo no tiene por qué limitarse a la recámara, bodas ni tampoco a las horas nocturnas que, como ya vimos, suelen ser las menos indicadas para esos menesteres. Tampoco tiene que ser siempre en la posición del misionero (él arriba, tú abajo), ni seguir la misma rutina. ¡Vamos, usen su imaginación! La cocina puede ser tan buen lugar como cualquier otro, y no hay ley que prohiba hacer el amor a las tres de la madrugada, a las once de la mañana, ni a cualquier otra hora del día. Uno de los peores enemigos de la sexualidad en pareja, generador por excelencia de incompatibilidad sexual, es precisamente la rutina. ¡No la dejen entrar en su vida!
- Hacer el amor es un placer, no una obligación.
Hay mujeres –y hombres—que llegan a la sesión sexual como quien sube a la guillotina o, cuando menos, como quien tiene que realizar un sacrificio. Aunque la ley habla de “débito conyugal” (horrible concepto), la realidad es que el sexo con amor, el sexo compartido, es uno de los mayores placeres del ser humano.
- Prueben “el rápido”.
Sí, de acuerdo estoy en que es maravilloso demorarse horas y horas en un acto sexual, pero hablando en términos prácticos, esto no siempre es posible. Así que si, digamos, ambos coinciden en casa a las dos de la tarde para comer, pueden tomar sus sagrados alimentos en media hora, y dedicar la media hora siguiente a tener un apasionado encuentro que los deje encantados de la vida.
- “Hacer el amor” no es solamente una expresión.
En realidad, es la descripción más acertada y detallada del acto sexual bodas en pareja. Teniendo siempre en cuenta que se aman, lo demás debería ser fácil.
RECUADRO:
Errores sexuales:
- Pensar en el sexo como en un deber (y enojoso, además).
- Pensar en el sexo como en un mecanismo de premio y castigo.
- Dejarlo para después.
- Caer en una rutina que los aburra.
- Dar al acto sexual el último lugar en su lista de prioridades, después de hacer todo lo que tienen que hacer. No tendrán energías para entonces.
- Olvidar que el acto sexual es la máxima expresión de amor y comunicación entre dos personas que son, cada una para la otra, lo más importante en la vida.
bodas
27.09.2013 15:05bodas
Pleitos de cobijas.
Por: Pilar Obón
SECUNDARIA: La cama, aunque se usa para muchas otras cosas, sirve principalmente para dormir, y puede convertirse en un auténtico campo de batalla.
TEXTO:
Dormir juntos es quizás una de las cosas más difíciles de vivir con otra persona, sobre todo si ambos han estado acostumbrados a dormir solos en una cama. Las quejas a este respecto son estrepitosas:
"¡Mauricio se envuelve en las cobijas como tamal! Todas las noches acabo destapada, con un frío de los diablos."
"Lourdes me patea toda la noche. He intentado por poner una almohada entre los dos, pero no sirve de nada."
“Ronca como un orco. Tengo que dormirme antes que él para que cuando comience a roncar, yo ya esté profunda. Si él se duerme primero, entonces ya estuvo que pasé la noche en vela."
Esto fue un pequeño botón como muestra. Los testimonios son reales, aunque se dice el pecado, pero no el pecador. La lista sigue interminablemente: uno que se acalora porque la otra se le echa encima dormida, otra que se queja de que su marido cena en la cama y le deja todo lleno de migajas, dos que están a punto del divorcio porque él se queda viendo la televisión hasta las quinientas y ella no puede dormir...
La verdad de las cosas es que esto de dormir juntos es casi un arte, y uno de los temas fundamentales para ser felices por siempre jamás. Y créanlo o no, la alegría del hogar puede salir despavorida por la ventana del dormitorio cuando los pleitos de cobijas se convierten en un problema mayor.
Problemas y soluciones.
Desde luego, hay tantos pleitos distintos como personas existen en este planeta, porque cada quién tiene sus manías particulares. Pero haciendo un recuento, podemos lograr un panorama de los conflictos más usuales.
* Los ronquidos. Estos se llevan las palmas entre los pleitos conyugales. Generalmente es el hombre quien ronca más y con mayor sonoridad (cuestión de dimensiones de la caja de resonancia de la tráquea), aunque hay mujeres que no roncan mal las rancheras. El tener a alguien roncando junto a ti, mientras tú no puedes conciliar el sueño debido al estrépito, genera sentimientos casi asesinos de rencor. Sobre todo porque el roncador parece estar durmiendo tan a gusto a costa de tu sueño... Lo peor, claro, es que en la mañana, el susodicho roncador niega rotundamente que sea capaz de producir semejantes sonoridades nocturnas. Como puedes suponer, después de varias noches sin dormir por este motivo, aun el matrimonio más sólido comienza a deteriorarse.
Cómo resolverlo: La solución no es irse a dormir a otro cuarto, bodas por más tentación que sientan de hacerlo. Aunque muchos médicos sostienen que los ronquidos exagerados son signo de que existe algún padecimiento, hay gente perfectamente sana que ronca fuertísimo. Por lo común, esto es defecto de posición. La gente suele roncar cuando está acostada boca arriba, así que hay que voltear al roncador. También funciona a veces darle una pequeña sacudida (pequeña) para que cambie de postura. Es necesario conseguirle una almohada baja, para que su cabeza quede casi al mismo nivel que su cuerpo. Y tratar de evitar el consumo de alcohol, tabaco y café antes de dormir. Si con todo esto el roncador persiste en su escándalo, bueno... ¡provéanse de unos bueno tapones para los oídos!
* La diferencia de hábitos. A ti te gusta quedarte leyendo hasta la madrugada, y él no puede dormir por la luz. Ella tiene la costumbre de dormirse con la tele prendida (se despierta si la apagas) y tú no te duermes ni a patadas. Él cena en la cama y deja la mitad del pan esparcido en las cobijas. Ella se duerme con las gallinas y tú eres ave nocturna. Él acostumbra bañarse antes de dormir y tú te vas a la cama con la cara llena de crema, cosa que a él lo pone como erizo.
Cómo resolverlo: Es absolutamente necesario conciliar todas estas diferencias de hábitos. Dicen los expertos que la recámara de una pareja debe utilizarse para dos asuntos fundamentales: hacer el amor y dormir (no necesariamente en ese orden), ¡nada más! Todo lo extra que cause conflicto debe ser eliminado. Por ejemplo, la televisión. Si dicho aparato está en camino de ser el responsable de un divorcio, hay que sacarlo del cuarto. Puede quedarse sólo si ambos lo disfrutan y no causa conflictos.
Otra cosa no recomendable es cenar en la cama, por mucho que les agrade. Cenen fuera del dormitorio y aprovechen ese momento para platicar cómo les fue durante el día, o para dialogar, o simplemente para estar juntos.
Ambos deben ceder un poco en el sentido de cambiar los hábitos que puedan molestar al otro. Nada te cuesta, por ejemplo, leer a otra hora, o hacerlo durante un rato fuera del cuarto.
En cuanto a los hábitos de limpieza, bueno, ¡no te duermas con la cara llena de crema! Tampoco tienen que bañarse si no se les antoja, pero es necesario hacer un esfuerzo por realizar un pequeño ritual de higiene antes de acostarse.
Queda el problema del horario. Esto es cuestión de costumbre. Si uno suele dormirse muy temprano, y el otro muy tarde, hay que respetar esto o bien encontrar una hora media: uno se duerme un poco más tarde y el otro un poco más temprano, hasta que sus relojes biológicos entren en sintonía. Esto se adquiere con el tiempo, igual que todo lo demás.
* El pleito del espacio. Es muy común que uno de los dos jale todas las cobijas: es el pleito clásico. Otro conflicto es que uno ocupa demasiado espacio, obligando al otro a engurruñarse en un ladito de la cama, eso cuando no da un azotón nada romántico. O bien, se entabla una verdadera batalla de patadas, en la cual ambos pueden estar dormidos o uno puede estar dormido y el otro no, en cuyo caso el que está despierto lleva la ventaja, porque sus golpes son dirigidos conscientemente. Ya en serio, no suele ser fácil dormir con alguien cuando toda tu vida has dormido sin compañía.
Cómo resolverlo: No son las camas separadas, ¿eh? Es muy necesario que las parejas duerman juntas, porque se crea una comunicación especial (siempre que se resuelvan los conflictos). Por supuesto que lo ideal es que compren una cama grande, queen o king size. De esta manera pueden dormirse abrazados, pero tener espacio disponible para cuando cada quién necesite dormir a sus anchas. El problema es que muchas veces el presupuesto no alcanza más que para una cama matrimonial. En este caso (y también contando con una cama grande), hay que trazar una línea imaginaria en el centro de la cama (sí, sí, pintar tu raya). De aquí para allá es tuyo, y de aquí para acá es mío. Y tratar de hacer un esfuerzo consciente por no transgredir esa línea, a menos que ambos estén de acuerdo. El invadido tendrá derecho a despertar al invasor (con un beso, no con una patada) para que vuelva a su lado de la cama. Poco a poco, ambos bodas se irán acostumbrando a quedarse del lado que les corresponde.
En cuanto a las diferencias térmicas, o sea, si uno se acalora y el otro no, éste último no debe ofenderse si su pareja no quiere que le abrace. Otro conflicto térmico es la cantidad de cobijas. Uno se tapa con tres cobijas, y al otro le basta con la sábana. Bueno, pongan cobijas individuales y ya está.
* El despertador. ¡Típico! Suena el despertador, y ambos se hacen guajes. El aparato infernal sigue repiqueteando, hasta que uno de los dos se levanta en la furia completa para apagarlo. El pleito aquí es: "¡siempre tengo que levantarme yo a apagar el maldito despertador!".
Cómo resolverlo: Fácil. Una vez lo apagas tú, y otra vez lo apaga él. Aunque uno de los dos no tenga que levantarse tan temprano. ¡Todo en aras de la felicidad conyugal!
Lo que nunca debes hacer en la recámara.
¡Pelear! Seguramente ya sabes eso de que no hay que dormirse peleados. Bueno, pues tampoco hay que pelearse en la recámara. Si comienza a surgir una discusión, levántense y vayan a pelear a otro lado; sí, aunque ya se hayan acostado. El dormitorio es el mundo privado de una pareja; debe ser su refugio, su lugar especial. Y eso significa que su atmósfera no debe contaminarse con las vibraciones negativas generadas por un conflicto. ¡Debe ser un lugar de paz y de amor!
RECUADRO:
10 cosas prohibidas cuando están juntos en la cama:
- Comer. Sobre todo, cosas que suelten migajas.
- Pelear. Instalen en otro sitio el campo de batalla.
- Trabajar. El cuarto es para descansar, y la cama, más.
- Subir al perro. A menos que ambos sean del tipo “perro en cama”.
- Hablar por teléfono. Y mucho menos, por el celular.
- Apropiarse de todas las cobijas.
- Apropiarse de todo el espacio disponible.
- Empujar a tu pareja para que se vaya a su lado.
- Dar codazos, patadas, golpes varios. Sí, aunque lo hagas mientras duermes.
- Atrapar a tu pareja entre tus amantes brazos, cuando quiere dormir a pierna (y a cuerpo) suelta.
bodas
27.09.2013 15:05bodas
SALGAN ILESOS DE LAS PEQUEÑAS PELEAS
Por: Pilar Obón
En realidad, la vida se construye con pequeños momentos, ¿no? Bueno, pues con la felicidad matrimonial ocurre exactamente lo mismo. Pequeños bellos momentos pueden construir una relación estable, sólida y feliz, mientras que pequeñas peleas pueden, a la larga, construir una montaña de grandes problemas.
No estoy hablando aquí de los importantísimos temas en los que la mayoría de las parejas actuales se ponen de acuerdo. Cosas de gran relevancia como cuántos hijos tener, en qué religión educarlos, cómo organizar el ingreso, si comprar o rentar y todo eso. No. Más bien estoy hablando de esos bodas detalles mínimos en los que nadie piensa en ponerse de acuerdo, y que cuando comienza la convivencia, pueden causar una irritación que, aunque no acabe con el matrimonio, sí puede desatar conflictos, y hasta guerras.
Te apuesto a que nunca, por ejemplo, han pensado en algo tan cotidiano como la ropa sucia. Seguramente ya tienes un hermoso cesto dónde ponerla, mientras que tu futuro esposo intenta desperdigarla por el cuarto, como siempre lo ha hecho. Y puedo apostar que jamás han hablado de quién debe cambiar el rollo de papel de baño cuando éste se acabe. O para qué exactamente deben usarse esas toallas de papel decorado que no pueden faltar en la cocina, y que los hombres usan para limpiar el cenicero del coche y no para escurrir los alimentos.
Bueno, pues he aquí una guía rápida y bastante efectiva, no tanto sobre las cosas que causan el conflicto (pueden ser millones distintas), sino la actitud que debes tener hacia ese tipo de broncas, precisamente para evitarlas y lograr, con tu esposo, no solamente una relación feliz, sino una convivencia pacífica. ¡Sigue leyendo!
Asume tu parte de la responsabilidad.
Tú tienes una misteriosa tendencia a perder las llaves, lo que conduce a una frenética búsqueda de dos horas –con el consabido pleito—cada vez que van a salir. Él decide ayudarte y coloca un gancho junto a la puerta para que cuelgues tus llaves ahí. Tu parte de la responsabilidad es hacer un esfuerzo sobrehumano para colgar tus llaves en dicho gancho y no dejarlas tiradas Dios sabe dónde. Si cada uno pone de su parte, las cosas funcionan mucho mejor.
Una tú, una yo.
A ti te encantan las películas de amor. Él prefiere las películas de asesinatos. Esto constituye un problema a la hora de rentar un video para el fin de semana, o al ir al cine. En vez de pelearse, recurran a la democracia, y lleguen al acuerdo de que una vez verán las películas que a ti te gustan, y la siguiente las que él prefiere. O un sábado se quedarán en casa a ver el fútbol, y al otro saldrán a comer. El tomar turnos es buena idea, sobre todo cuando dos que viven juntos tienen gustos diferentes.
No obligar.
A él le choca acompañarte cuando vas de compras. Tú te aburres tremendamente en sus partidos de fútbol americano. Bueno, pues no lo obligues a ir contigo al centro comercial, y él no podrá obligarte a ir al fútbol. A fuerzas ni los zapatos entran, y esta es una verdad universal. Pero, ni tú te enojarás cuando él se vaya al partido, ni él se sentirá cuando decidas irte de compras. ¡Libertad ante todo!
Vamos, hazlo tú.
Le has pedido cien veces que saque la basura, y él siempre se olvida de hacerlo. Y ni hablar de que pase por la tintorería, porque se le borra el disco cada vez que queda de recoger la ropa. Bueno, no discutas. Simplemente, hazlo tú. Cabe la posibilidad, bastante real, de que él se sienta culpable y lo haga la próxima vez. Ahora que si se porta comodino y se queda muy contento con que tú lo hagas, tendrás que asignarle otros deberes que sí deberá de cumplir.
¿Mucho qué hacer? ¡Hagan un sorteo!
Hay que poner la ropa en la lavadora, ir al súper, a la tintorería, al banco, a pagar el teléfono… ya sabes, la cosa nunca termina. Y como son dos, no es justo que uno lo haga todo. Así que apunten en papelitos todas las tareas, échenlos en un jarrito, y saquen sus papelitos a ver bodas qué les toca hacer.
Déjalo que lo haga a su manera.
Si él se acomide, digamos, a poner los trastos en la lavavajillas, favor de no estarlo corrigiendo. Yo sé que tú quieres poner los vasos en determinados lugares, los platos donde deben ir y así, pero él puede tener otra idea. Si él es quien está realizando la labor, déjalo que lo haga a su modo y no lo critiques ni lo corrijas, porque si lo haces se sentirá inútil, y es muy probable que, la próxima vez, haga huelga de manos caídas. Ahora que si realmente no te gusta cómo lo hace, entonces hazlo tú.
Si tú… entonces yo…
Tú dejas el champú destapado, de modo que cada vez que él lo va a usar, se echa encima media botella. Y él aplasta la pasta de dientes por la mitad. Hora de un acuerdo: yo tapo bien el champú, si tú aplastas la pasta por el extremo. Esto se llama compromiso, y se supone que ambos deben de cumplirlo.
Trata de ser específica.
O sea, dile qué quieres. Esto no solamente funciona en el sexo, sino también en la vida cotidiana. Si tú le dices: “por favor ve al súper y trae algo para cenar”, no te extrañe que llegue con las cosas más extrañas: una lata de mejillones, galletas, dos botes de cerveza y un puré de tomate que compró en un último impulso. Mejor dile: “por favor ve al súper y trae un paquete de tortillas de harina, una salsa mexicana, queso Oaxaca y jamón”. ¿Qué te cuesta?
No seas tan exigente.
Okay, tú casa no es exactamente una casa de revista, con todo en orden, limpio y precioso. Es una casa normal, donde hay vida, y actividad, y no siempre se puede tener como una tacita de plata. Así que no te la pases con el trapo sacudiendo hasta la mínima mancha, ni lo regañes si deja una colilla en el cenicero. Bájale a tus exigencias, porque la verdad es que tú quieres que él sienta que vive en un hogar, y no en un museo.
Opta por la solución más obvia.
Tengo una amiga cuyo marido dejaba la ropa sucia por toda la casa. Después de pleitos infinitos, acabó por comprar varios cestos, uno para cada habitación, de manera que él tuviera dónde echar sus trapos. Él hizo su parte, y tiraba la ropa en los cestos en vez de hacerlo sobre los muebles o en la alfombra.
Busca el momento oportuno.
Por favor, no llegues a echarle pleito porque no recogió los trastes del desayuno en el momento en que el pobre está debajo del coche haciendo talacha. No se te ocurra pedirle que limpie los vidrios el día en que van a pasar la final del campeonato de fútbol. Todo tiene su momento más adecuado. De hecho, dicen que la mejor hora para tratar esos asuntos es cuando ambos están relajados y ya han superado las tensiones del día.
¡No le digas “te lo dije”!
Si los hombres hicieran más caso a sus esposas, no tendrían tantos problemas. Nosotras somos mucho más intuitivas para saber cuándo algo huele mal. Si él mete la pata después de que se lo advertiste, no le digas “te lo dije”, porque eso sólo lo hará sentirse todavía peor.
Di “por favor” y “gracias”.
Tú tratas de ser cortés y amable con la mayoría de la gente, ¿no? Entonces, ¿por qué no serlo con el amor de tu vida?
Aprende a vivir con ello.
Si él tiene una maña que simplemente no le puedes quitar, bueno, aprende a vivir con ella. Tolerancia es una palabra mágica en todas las relaciones, y si logras que ese pequeño detalle no te moleste, estarás demostrando el amor perfecto que sientes por ese increíble hombre imperfecto.
bodas
27.09.2013 15:05bodas
Para siempre… ¿así será?
Por: Pilar Obón
Hay algo que no debería pasar, pero que sucede en una aterradora cantidad de casos. Ve por ejemplo a los recién casados. Se ven felices, con los ojos brillantes, los dos muy arregladitos, tienen la casa hecha una monada, van por la calle agarrados de la mano, derraman miel a cada paso. Y ahora ve a muchos de los matrimonios que ya tienen algunos años. Él está panzón, ella está descuidada, convertida no en una mujer, sino en una matrona. No se agarran de la mano ni para cruzar la calle, cuando están con la gente apenas si se hablan, ya no digas intercambian una sonrisa o bueno, una mirada. Parece como que no tienen mucho en común y, en términos generales, consideran al matrimonio como un yugo impuesto más que como algo que, hace muchos (o pocos) años, realizaron de mutuo acuerdo, llenos de amor y de ilusiones.
Los cínicos explican esto con un "es que ya llevan mucho tiempo de casados". Como queriendo decir que una vez que el asunto pierde novedad, entran la rutina y el aburrimiento. Como si convertirse en esposos significara que el lazo se transforma en cadena, la ilusión en un sueño bodas olvidado y la vida en un irla pasando.
Afortunadamente esto no ocurre en todos los casos. Existen en este mundo millones de parejas felices. Parejas para las que convertirse en esposos fue una auténtica bendición. Yo puedo hablarte por lo menos de tres.
El burro por delante. Tengo una prima que lleva casada con su "Manuelito" la friolera de treinta años. Tienen tres hijos, todos casados ya. Cuando van por la calle, Manuelito y mi prima caminan agarrados de la mano, o enlazados por la cintura. Les dan las quinientas de la noche platicando, ambos tratan de mantenerse en forma y de arreglarse, y cada aniversario, se pierden tres días para el resto de la humanidad. ¡Y cómo se miran!
Hace no mucho, pregunté a una amiga por su hermana, a quien no veo desde hace cuatro años que se casó. Mi amiga me contestó: "Ella y Raúl son muy felices. Siguen siendo aquellos novios que se escapaban de fin de semana".
Y bueno, aquí llegamos a la frase... ¡clave!
Siguen siendo aquellos novios...
La verdad es que existe la tendencia, no general, pero sí muy marcada, a aflojar un poco la relación cuando pasan de ser novios a convertirse en esposos. Como si el hecho de haberse casado les otorgara una garantía vitalicia de buen funcionamiento conyugal, y les impusiera la obligación de aguantarse mutuamente (en realidad, les da el derecho de ser felices juntos). Mucha gente siente, equivocadamente, que una vez firmado el papelito, ya no tienen que esforzarse por hacer avanzar la relación; en consecuencia, cesan automáticamente de realizar cualquier esfuerzo por conquistarse mutuamente. El se deja engordar, ella también, o cuando menos, ya no se arregla como antes para él. Desaparecen los detalles bonitos, los elementos de conquista e, incluso, de seducción. Hacerle su cena se convierte en un tormento, y él, en vez de llevarla a comer a un bonito lugar el fin de semana, solos, invita a sus amigotes a ver el futbol. O sea... ¿qué te puedo decir? ¡Ejemplos hay miles!
Muchos cometen el error de pensar que casarse viene siendo algo parecido a adquirir un título de propiedad. Si tú compras una casa, y la pagas completamente, nadie podrá quitártela. Y puedes hacer con ella lo que te dé la gana, porque es tuya. Puedes cuidarla y mantenerla en buen estado, hacerle mejoras y conservarla bella y valiosa, o puedes descuidarla y dejar que se convierta en una ruina.
Bueno, sí existen ciertas similitudes con una relación. También puedes cuidarla y mejorarla, y también puedes dejar que se estropee hasta convertirse en un montón de escombros. Pero, a diferencia de una casa, una persona sí puede alejarse de tu vida si de pronto siente que ya no la amas. Las casas no tienen voluntad, las personas sí. Y el acta de matrimonio no es ninguna garantía de buen funcionamiento. Entre otras cosas, porque no te reemplazan el producto que sale defectuoso.
Así que, como ves, tu matrimonio es en realidad el comienzo de la historia. No se trata de convertirse en esposos y dejar de ser novios. El verdadero secreto de la felicidad es convertirse en esposos, y seguir siendo novios toda la vida.
¿Y cómo?
¿Cómo eres en este momento con tu novio? ¿Y cómo es él contigo? Seguramente, primero muerta que dejar que te vea con la mascarilla de barro, o en fachas. Y él también trata de mostrarte su mejor aspecto. Cuando se enojan, no convierten el pleito en una batalla, sino que tratan de solucionarlo. Cuando uno de los dos cumple años, el otro lo festeja. A veces, se dan un regalo porque sí. Se dicen cosas tontas y encantadoras, buscan los rincones obscuros para darse un beso, comparten sus secretos, sus planes, sus ilusiones, buscan tiempo para estar solos y siempre, siempre, buscan agradarse. Tratan de ayudarse y de apoyarse mutuamente. El es para ti, en este momento, la persona más importante de tu vida, y tú lo eres para él. Ambos son el sueño del otro.
Bueno, pues se trata de seguir siendo como son uno con el otro en este momento. ¡Sigan siendo novios siempre! No dejen que la inevitable rutina, o la convivencia, o los problemas de la vida diaria cambien esa actitud de conquista, de amor, de amistad, de complicidad, de compañerismo.
Muchos matrimonios caen en lo que podemos llamar una lucha de poder: ver quién puede dominar a quién. Lejos queda el amor con todos sus detalles y sus pequeños, grandes momentos de felicidad. Y se me ocurre que el verdadero sentido de casarse no es adquirir un enemigo, sino construir un hogar. ¿Y qué es un hogar? Para mí al menos, es el lugar que constituye el núcleo y la escencia de tu vida privada. El sitio donde te sientes segura, protegida, amada. Donde están tus cosas queridas y, principalmente, bodas la persona que da a tu vida un nuevo sentido. Es no solamente el sitio, sino la vida que compartes con esa persona.
Un hogar se forma, principalmente, con amor. Sin eso no hay nada. Y el amor es, en serio, la proverbial plantita que necesita de los cuidados y los esfuerzos de ambos, no sólo para sobrevivir, sino para crecer y dar flores y frutos.
Ser esposos, y seguir siendo novios es también la fórmula perfecta para ser un éxito completo como pareja. ¡Compruébenlo!
bodas
27.09.2013 15:04bodas
EL ZODIACO DE LA BELLEZA.
Por: Pilar Obón
Secundaria: Tu signo te da cualidades especiales. Aprende cuáles son para que puedas sacar el máximo partido a tu belleza astrológica el día de tu bodas.
Texto:
Aries:
Eres entusiasta, cálida y espontánea. Tu gran energía y tu vida súper activa no te dan mucho tiempo para complicadas rutinas de belleza, y prefieres un corte de pelo cómodo, que te haga verte bien todo el día; si lo tienes largo, una cola de caballo es lo mejor para ti. Elige rimmel y delineadores a prueba de agua, y maquillaje natural, que puedas aplicarte por la mañana y olvidarte de él el resto del día.
Tus colores: Rojo brillante, blanco y azul profundo.
Tu perfume: De flores silvestres.
Tauro:
Eres romántica, sensual y cariñosa. Eres conocida por tu sinceridad y tu amabilidad, y tu mejor rasgo son tus ojos, suaves y expresivos, así que resáltalos cuando quieras dar una impresión maravillosa. Acentúa tus pestañas con un rimmel que les dé volumen y sedosidad. En cuanto a tu cabello, lo mejor es un corte que puedas acomodar con la punta de tus dedos, y que deje tus ojos al descubierto.
Tus colores: Marrón, ocre, verde y rosa.
Tu perfume: De rosas o de violetas.
Géminis:
Eres versátil, inteligente, llena de interés por la vida. Te esfuerzas por no confundirte con la multitud, y desarrollar tu estilo personal. Juega con el color para acentuar tu luminosa personalidad y expresar tu individualidad. Acentúa sobre todo tus labios, que son tu mayor atractivo, y no dudes en atreverte a usar las prendas de ropa más originales.
Tus colores: Amarillo limón, anaranjado y púrpura.
Tu perfume: Lavanda. bodas
Cáncer:
Como hija de la Luna, tienes una personalidad intensamente femenina. Tu sensibilidad emocional se extiende hasta tu piel, así que trátala con cuidado. Utiliza productos que protejan tu piel del sol, del humo y de la contaminación. Tu mejor opción es un maquillaje natural, que permita que brille tu ser interior. Tu cabello tiende a rebelarse, así que lleva siempre un cepillo contigo, y ten a la mano una buena provisión de gel y de mousse.
Tus colores: Grises ahumados, naranjas, plateados, amarillos y verdes.
Tu perfume: Jazmín.
Leo:
Te fascina ser el centro del escenario, como buena hija del Sol. Tienes un talento natural para usar lo que te queda, y un gran sentido del estilo. Tu personalidad es brillante y chispeante, y así debe ser tu maquillaje, con acentos dorados en los puntos importantes. Deja tu cabello en libertad. Enfatiza tus labios sensuales con brillo, y permite que tus ojos hechicen a la multitud, maquillándolos dramáticamente para las ocasiones especiales.
Tus colores: Naranja, amarillo brillante y oro.
Tu perfume: Agresivo, pero intensamente femenino.
Virgo:
Eres valiente, determinada y calculadora, pero también delicada como una ninfa. Como eres una perfeccionista, debes elegir tu maquillaje con cuidado, para acentuar tus rasgos clásicos. En especial, tu nariz es tu punto fuerte. Te gusta mantener una imagen romántica, así que tu cabello debe ser sano, limpio y brillante, y tu maquillaje lo más natural posible. Utiliza un cepillito para separar tus pestañas y usa siempre una de tus mejores armas: tu bella sonrisa.
Tus colores: Azul marino, azul pálido, amarillo claro, verde jade.
Tu perfume: De azucena y de lila.
Libra:
La belleza de Venus está en tus ojos, que se iluminan cuando sonríes, así que hazlo a menudo. Siempre buscas ser agradable y tu personalidad es serena, de manera que tu estilo debe coincidir con este atributo astrológico. Afortunadamente, eres muy adaptable, así que puedes darte el lujo de andar de cara lavada si así lo deseas. Para maquillarte, usa maquillaje translúcido y pon un énfasis especial en tus bellos ojos. Las palabras clave para ti son espontaneidad e impredictibilidad en tu estilo y tu manera de arreglarte.
Tus colores: Azul pastel, rosa, amarillo pálido y verde claro.
Tu perfume: Una esencia delicada, pero memorable.
Escorpión:
Eres intensa, apasionada, posesiva, inteligente. Un aura de misterio te rodea, así que podrías utilizar un look de mujer fatal para las grandes ocasiones. No ocultes tus ojos, expresivos y penetrantes, que son tu mejor rasgo. La magia de Escorpión se acentuará si utilizas sombras con tonos ricos y profundos; si no te sientes cómoda con ellos, muéstrate atrevida con los esmaltes para tus uñas, que deben estar muy bien cuidadas, para que tus manos puedan lanzar sus hechizos. Tu enigmática personalidad hace inevitable que todas las miradas se centren sobre ti.
Tus colores: Oro, amarillo profundo, rojo brillante, negro, vino, azul y morado.
Tu perfume: Tan intenso y enigmático como tú. No utilices fragancias delicadas. bodas
Sagitario:
Amante de la libertad y la aventura, tu optimismo es contagioso. Eres la mujer más activa y rebelde del zodiaco, así que tú no tienes por qué seguir la moda al pie de la letra. Tu impaciencia natural hace que no te preocupes mucho por tu arreglo, que debe ser rápido y fácil, porque no tienes tiempo qué perder. Utiliza maquillaje a prueba de agua, que dura todo el día, y tonos ligeros pero que acentúen ese brillo de alegría que siempre tienen tus ojos. Presta atención a tus uñas, y píntalas con un esmalte que seque en dos segundos.
Tus colores: Azul cielo, verde mar, turquesa y lila.
Tu perfume: Fresco y natural, con un ligero toque de frutas o maderas.
Capricornio:
Eres reservada, gran trabajadora y muy orientada a lograr tus metas; por dentro eres sensible y tienes una gran necesidad de ser amada, aunque no lo demuestras. Prefieres un estilo clásico y convencional, elegante. Nunca usarías una sombra morada o un esmalte de uñas amarillo. Un poco de color en los labios y en las mejillas, la cantidad de sombra justa sólo para acentuar tus ojos y un maquillaje translúcido es lo mejor para ti. Tu piel es uno de tus puntos buenos, así que cuídala para que ejerza su atractivo y se vea como una porcelana, porque así, exactamente, eres tú.
Tus colores: Negro, azul, violeta, café, verde oscuro, marrón.
Tu perfume: De marca, y muy caro. Una fragancia distintiva, que hagas sólo tuya.
Acuario:
Eres activa, algo distraída, intensamente social y no le tienes temor al qué dirán. Eres atrevida, y te gusta experimentar con estilos excéntricos y divertidos. No te importa cambiar de look todos los días, así que juega con los colores todo lo que quieres. Sin embargo, debes cuidar tu cutis, que es muy sensible. Tómate el tiempo para desmaquillarte cuidadosamente por las noches, y aplicarte un tónico y una buena crema nocturna. Nunca te apliques el maquillaje sin ponerte primero una crema humectante. ¿Tu cabello? Tan versátil como tú, pero no abuses de los tintes.
Tus colores: Amarillo pálido, lila, verde pálido y azul eléctrico.
Tu perfume: La fragancia más divertida e impredecible que puedas encontrar.
Piscis:
Romántica, increíblemente femenina, casi etérea, eres la mujer más sensible, intuitiva y encantadora del zodiaco. Tu creatividad te da un aspecto que mucha gente calificaría como angelical. Y para esas ocasiones especiales, realmente puedes verte celestial. Los chales, las flores, los bordados y los encajes están hechos para ti. Tu maquillaje, que casi no se note, en tonos pastel sabiamente aplicados, y un brillo tenue en los labios. Tu cabello, largo y al viento, o corto en una melena suave y brillante. Y como Piscis rige los pies, ¿por qué no darte el lujo de tratarlos bien?
Tus colores: Verde mar, blanco, azul aqua y violeta pálido.
Tu perfume: Suave, femenino, delicado, igual que tú. bodas
Coordinacion de Bodas
27.09.2013 15:03Coordinacion de Bodas
La Coordinación de Bodas es todo un reto, pues sabemos que para los novios es quizá el día más importante, para nosotros el brindarte los mejores servicios es indispensable, contamos con conceptos artísticos e innovadores que harán de tu boda un momento mágico e irrepetible.